Las críticas en torno al Programa Minero de Solidaridad con el Pueblo, también llamado “óbolo minero”, han desbaratado su real contribución para el país, a tal punto que el titular del Ministerio de Energía y Minas, Pedro Sánchez, anunció el último martes que no extenderá su vigencia durante cinco años como pretendían las mineras.
De esta manera, encargó al próximo gobierno decidir sobre la continuidad del aporte voluntario, abriendo nuevamente la posibilidad de crear un impuesto a las sobreganancias mineras, toda vez que hoy existe tal propuesta entre los candidatos presidenciales.
¿Cómo se creó el óbolo?
El óbolo minero nació en el 2006, como resultado de un convenio entre el Ejecutivo y 39 empresas mineras, en vista de la presión electorera de los entonces candidatos Alan García y Ollanta Humala, quienes proponían gravar las sobreganancias.
En ese acuerdo se comprometía a las extractivas a donar el 3.7% de sus utilidades para inversiones sociales, sumando en conjunto alrededor de S/. 500 millones al año.
Es así que desde enero del 2007 (inicio de su vigencia) hasta enero del presente año, las mineras han depositado S/. 1,776 millones por este concepto, según el último informe de la Comisión Sectorial del MEM.
Este monto no corresponde a los S/. 2,500 millones previstos por las mineras en cinco años, a los cuales no llegarán ni con el aporte pactado para el 2011. Solo alcanzarían la cifra de S/. 2 ,300 millones, tal como calculó Humberto Campodónico, decano de la Facultad de Economía de la UNMSM.
Y eso no es todo: en cifras del mismo reporte, las inversiones ejecutadas solo representan el 62% del total depositado, lo que demuestra la ineficaz gestión de las mineras, ya que ellas administran el fondo como “si fueran sus propias fundaciones”, según sostuvo José de Echave, experto en temas mineros.
Además, a la fecha solo 15 empresas mineras han ejecutado más del 90% del óbolo minero , tal como se concluye en un ranking elaborado por el despacho del congresista Juan Carlos Eguren.
El informe del MEM menciona que la ejecución de las dádivas mineras se concentró en proyectos de infraestructura (32.94%), cadenas productivas (15.66%) y educación (15.23%), seguidos de inversiones en salud (11.95%) y nutrición y alimentación (11.01%).
Aun así existe “ineficacia, retraso y lentitud en la ejecución de inversiones”, según el congresista Eguren. Incluso De Echave alertó que se desconocen la calidad de los proyectos y los resultados.
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